Alimentos e impuestos

Desde hace algunos años hemos visto cómo diferentes países gravaban algunos “alimentos”. Entrecomillamos la palabra alimentos porque algunos de ellos no podríamos considerarlos como alimentos propiamente dichos. Tal es el caso de las bebidas azucaradas, que más que alimento, deberíamos decir antialimento.

Los productos sobre los que los gobiernos han añadido mayores impuestos están relacionados especialmente con el azúcar. Todos sabemos de lo perjudicial que resulta el azúcar. Sabemos además que, la mayoría de los productos que compramos esconden algún tipo de azúcar. Podríamos pensar así que, si las comidas poco saludables son más caras, renunciaremos a ellas.

Sin embargo, las experiencias en diferentes países no han mostrado resultados demasiado alentadores. El encarecimiento de bebidas azucaradas, por ejemplo, no ha supuesto un cambio significativo en su consumo. Hay quienes prefieren renunciar a otros productos o simplemente, no están dispuestos a que un gobierno les imponga qué deben o no consumir. Es una cuestión de elección personal.

El argumento que esgrimen las instituciones es que, lo hacen por nuestra salud. La epidemia de obesidad y enfermedades derivadas de ellos es tal que, impuestos que graven lo que conduzca a esta enfermedad hará que rechacemos los productos que la fomenten.

Pero, se trata realmente de velar por nuestra salud? Quizás la subida de impuestos tendría más que ver con ciertos intereses económicos?

Y nosotros, que somos ciudadanos de a pie, nos lo planteamos de manera diferente.

Qué tal bajar los impuestos a los alimentos saludables?

A menudo se presume que una alimentación sana no es sinónimo de caro. Esto es, en parte, cierto aunque con matices. Una familia media, con 4 miembros, gastaría menos comprando pasta de trigo refinada y un bote de salsa de tomate que si eligiese verduras y pescado fresco. No es así? La pasta es realmente económica (siempre que no hablemos de granos integrales); un bote de tomate no es el producto más caro. Por tanto, con esto, muchas familias resolverían una comida, que no es saludable pero sí más económica. Si por el contrario eligen un pescado fresco y variedad de verduras, el gasto varía considerablemente.

Nuestra pregunta es entonces: por qué no revisar precios e impuestos de los alimentos saludables?

Incluso la OMS acepta que una reducción de los precios de alimentos saludables, favorecería una mejora en la dieta! Así lo demuestran también diferentes estudios.

Y por qué te contamos todo esto de los impuestos?

Porque se ha iniciado, nuevamente, una petición a la Unión Europea, para que elimine el IVA (impuesto sobre el valor añadido), en frutas y verduras.

Esta es una batalla que existe, desde hace años, por parte de organizaciones de consumidores. Si realmente la preocupación es nuestra salud, lo lógico sería que, además de subir impuestos en bebidas azucaradas, se eliminasen gravámenes de frutas y verduras, no crees?

El problema es que, esta medida supondría una merma en los ingresos en las arcas de los diferentes países. Y sí, este es el principal obstáculo para que una medida como esta no se apruebe.

La preocupación por nuestra salud debe llegar, principalmente, desde la prevención.

• Programas de educación alimentaria
• Educación nutricional en las escuelas
• Campañas de publicidad sobre alimentación saludable
• Actividades comunitarias en las que los ciudadanos participen activamente
• Abaratamiento de productos saludables
• Etc. etc. etc.

Sin embargo, las únicas medidas aprobadas hasta el momento, suponen SIEMPRE, recaudación, es decir, menos dinero en el bolsillo del consumidor.

Nos encantaría pensar que se producirá una bajada de impuestos en alimentos frescos aunque lo dudamos firmemente.

Debemos, al menos, intentarlo, apoyar este tipo de iniciativas y buscar, realmente que, el interés por nuestra salud sea real.

Exijamos CERO impuestos en comida saludable!